Pocos estadounidenses aprecian plenamente la importancia de la caza y los deportes de tiro para la conservación. En 1937, una coalición nacional de cazadores preocupados por el destino a largo plazo de las tierras naturales y la vida silvestre de Estados Unidos apoyó la aprobación de un impuesto federal sobre los equipos de caza para financiar la conservación de la vida silvestre a nivel estatal y federal. Conocida como la Ley Pittman-Robertson, esta legislación histórica ha generado más de 1.210 millones de dólares (sí, mil millones) para la conservación de la vida silvestre y el hábitat en todo Estados Unidos.